sábado, 9 de julio de 2011

Reflexión XXV Límites de sociedad

Hace unos días se podía ver y leer en las noticias que el número de abortos en España había disminuido considerablemente respecto a las estadísticas que se tienen desde el año 1998. No solamente es importante esta disminución, sino que también ha dismiuido el número de mujeres menores de edad en abortar y prácticamente todas iban acompañadas por sus padres o tutores. Curiosamente el verano pasado se aprobó la nueva ley que regula el tema del aborto en España, la denominada Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo.
Dicha ley tuvo mucha polémica (como se puede ver nuevamente estos días por los nuevos acampados de Madrid), sobretodo desde los políticos del PP y la Iglesia Española, que manifestaban su desaprobación a la ley y alegaban un futuro en el cual iban a aumentar los abortos en españa, las menores tenían excesiva libertad y en definitiva que todo esto iba a ser un cachondeo.
El tiempo parece ser que, de momento, dice todo lo contrario. Quizás la nueva ley ha roto ciertos tabús y ha permitido el diálogo entre padres e hijos y una mayor educación sexual. Curiosamente me ha sido difícil encontar noticias al respecto en internet, y es que parece que prefieren bombardearnos con las opiniones de los que defienden la vida en la puerta del sol del Madrid, y se han olvidado de volver a recordar las cifras que se tienen actualmente del aborto.
Y es que, ¿hasta qué punto es legítimo el que una sociedad imponga límites al resto de personas? ¿Por qué tiene que decidir la sociedad si una mujer tiene o no que tener un hijo? Supongo será porque quieren hacer una labor social que ellos consideran positiva; una injusticia, un genocidio humano que hay que parar a toda costa porque solamente el juicio de Dios es válido. Personalmente prefiero a la gente que hace cosas por los demás de otras maneras. Ayer también se podía leer que el próximo año es probable que aumente el número de niños muertos por inanición en el tercer mundo. No defendiendo la posible vida de un niño que llegue al mundo en una familia desestructurada y sin posibilidades de una buena educación, porque no nos engañemos, la unión de una mujer con un hijo deber ser algo que los hombres no podremos sentir ni explicar, así que supongo será difícil que todos estos niños puedan ser dados en adopción.

Las cifras ahí están y parece que la ley que tanto se criticaba, hace más función social que la acampada por las familias y la vida feliz. Es mejor ser buena persona de verdad, o un hijo puta convencido, pero lo que no se puede ser es un altruista de fachada

No hay comentarios:

Publicar un comentario