Después de dos semanas de campamentos, manifestaciones y asambleas, uno de los hechos que más me llama la atención y que quedó perfectamente plasmado en las elecciones del pasado 15-M, es la incapacidad de los políticos de canalizar las ideas de toda esa gente, los indignados, para llevar sus propuestas de la calle al parlamento.
Y es que apenas quedan políticos con un mínimo de coherencia, carisma y lógica suficiente como para servir de referente a todos aquellos que se manifiestan por la democracia real. Si nos fijamos bien, los grandes referentes políticos del país acaban por remontarse al tardofranquismo y la transición. Podría poner al menos un par de ejemplos relevantes de personalidades que en otro tiempo, habrían servido como referentes de la protesta.
El primero, Julio Anguita. Posiblemente el último político de gran calado de nuestro país, alguien que con sus iniciativas, logró alcanzar los mejores resultados de una izquierda dispersa y en constante conflicto, consiguiendo unos magníficos resultados electorales para la actualmente devaluada IU. Por si fuera poco, alejado ya de la política, dio una clase magistral de lo que debiera ser un político, al renunciar a su pensión vitalicia como parlamentario, renunciando así a uno de los privilegios que más gente atrae a la vida política.
El segundo es José Antonio Labordeta. Un hombre especial, más aún para un aragonés en "el exilio" como es quien les escribe. Habría que decir que Labordeta no era político o al menos nunca quiso serlo. Él era un profesor, caminante, poeta y músico, pero desde luego, nunca quiso ser político. Sin embargo, encarnó como nadie los valores de aquellos que ahora luchan por cambiar el sistema. Desde la cercanía, conociendo como nadie la vida en los pueblos y el pensamiento de quienes los habitaban, se ganó el respeto de todos aquellos a quienes tuvo a su lado. Con la sencillez de su guitarra y una voz poco preparada, cantó las historias de uno de los momentos más duros que ha pasado este país y lo siguió haciendo hasta poco antes de ser golpeado por el cáncer que acabó por arrebatarnos a un hombre con una personalidad fuera de lo común. En su despedida del congreso de los diputados y haciendo gala de su sentido del humor fue despedido con honores por todos y cada uno de los miembros del congreso, conscientes de que se marchaba un hombre especial. Es por eso que ahora que nos falta, no debemos de olvidar todo aquello que el abuelo cantaba, porque muchas de las cosas que él contó, son por las que ahora nosotros luchamos.
Como dice la pancarta: "Labordeta, esta protesta va por tí"
By Blanki28/10 (Foto cortesía de Manuela Ramos)
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