Cuántas veces habré dicho últimamente aquello de: "Cuanto daño ha hecho en este país el Lazarillo de Tormes". Para quien no lo sepa, el Lazarillo es un libro de mitad del s. XVI, referente de las novelas de picaresca. Pese a que su intención es la de denunciar estas prácticas, contando también con un marcado anticlericarismo, parece que en España la única lección válida ha sido la de la picaresca.
Trasladándonos al s. XXI, las cosas no han cambiado en esencia, la picaresca viene de la intención declarada del beneficio propio aunque sea en detrimento del bien común. A día de hoy, el ejemplo más claro de esta actitud se ve en los estratosféricos niveles de economía sumergida que sufrimos en este país.
Según algunos estudios realizados al respecto, la economía sumergida (llámalo caja B, llámalo dinero negro), podría ascender al entorno del 20% del PIB del País, esto es, unos 240.000 millones de Euros que no pasan por Hacienda. Y eso que Hacienda somos todos, pero también defraudadores somos todos, porque cada vez que se gestiona una factura sin IVA o se realiza un trabajo doméstico sin contrato, se le está robando a la Hacienda del Estado. Por su puesto, la economía sumergida es mucho más que eso, son contratos urbanísticos entre constructores y políticos corruptos o inversiones desmesuradas en clubes deportivos, por ejemplo. En cualquier caso, debiéramos ser conscientes de que cada Euro que defraudamos, es un Euro que deja de repercutir en nosotros mismos. Sí, lo se, vivimos en un país corrupto con una sociedad política lamentable que se llena los bolsillos a nuestra costa. Estoy de acuerdo, pero más allá de lo que se puedan llevar los impresentables que roban dinero público, estamos hablando de más de 240.000 millones de Euros que no se destinan ni a educación, ni a pensiones, ni a investigación, ni a...nada.
Para finalizar, tan sólo un dato, en el ranking de los países con más economía sumergida de Europa, tampoco estamos a la cabeza, podemos estar tranquilos, el líder es Grecia, con el 25,2%, y ahí está mamá Europa para salir al rescate, por detrás Italia con su mafia y sus cosas con el 22,2%, un escalón más abajo España, cuyas cuentas languidecen por culpa, al menos en parte, del 19,8%, y más atrás, Portugal con el 19,7%. Podríamos entender así, por qué se empeñan cada dos por tres de relacionar a España con un posible rescate financiero? Sin olvidar, que los empleos no registrados por la Seguridad Social ascienden según las estimaciones a los cuatro millones, algo que explica cómo con casi cinco millones de parados, las revueltas sociales han podido tardar tanto en surgir. Y no nos engañemos, no le robamos al Estado, nos estamos robando a nosotros mismos.
Hagamos la revolución, pero sin olvidar que la revolución siempre empieza por uno mismo
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