viernes, 3 de junio de 2011

La relatividad del éxito

España, ese país. Campeones de Europa y del Mundo de fútbol, también de baloncesto, cuna de grandes ídolos como Nadal o Gasol, Alonso y Contador o Lorenzo. Campeones de Champions con el Barça y otros éxitos que se ven menos, en deportes como balonmano, waterpolo, esgrima, atletismo o hasta golf, sólo nos falta el curling. Y es que somos la envidia del mundo, todos nos miran con recelo cuando nuestros atletas pasean la enseña nacional por las canchas del planeta. Pero bueno, como diría el Señor Lobo, no empecemos a chuparnos las pollas todavía. 

Cada vez que oigo que nos envidian, me pregunto: ¿Sí?, ¿Seguro? Y es que francamente, dudo mucho que este nuestro país, sea digno de envidia. Quizás, hoy día, podrían envidiar nuestras playas, el sol y como no, los movimientos sociales, pero a partir de ahí, deje usted de contar. Francamente, el deporte es una pequeña lacra para la sociedad española (he dicho yo eso?). Sí, en primer lugar, los éxitos del deporte español han servido en los últimos tiempos para tapar los desaguisados de la clase política, que mientras Casillas levantaba la copa y le comía el morro a la Carbonero, aprovechaba para tirarse los trastos y llenarse los bolsillos a cuenta del ciudadano de a pie. Mientras ZP recibía a Nadal en Moncloa, la educación continuaba empeorando día a día, a la vez que la calificación de los estudiantes españoles en el informe PISA mantenía su descenso en picado hasta cotas tercermundistas. Veíamos a Gasol anillando sus largos dedos con el trofeo de la NBA a la vez que la sanidad pública era cada vez menos pública. Y nosotros, tan contentos.

Pero lo peor llegó este año. Madrid y Barça, Barça y Madrid, Pep y Mou, Messi y Cristiano, el partido del siglo, que digo del siglo, del milenio, de la historia, de la galaxia....si, si, claro, claro. Hace apenas unos meses, vivimos cuatro enfrentamientos consecutivos entre los dos equipos más poderosos de Europa, un empacho futbolístico en toda regla que acabó saldándose de la misma manera que una riña de patio de colegio. Y tú más! Perfecta metáfora de la política española, que además guarda un hermoso trasfondo social. Porque en la Liga, como en la vida, los ricos son cada día más ricos y los pobres más pobres. Porque Madrid y Barça rompen barreras de puntuación histórica mientras el resto de clubes de la Liga languidecen perseguidos por sus deudas.

Vuelvo al comienzo del segundo párrafo, ¿Sí?, ¿Seguro? Pues no, eso no es exactamente así. Porque son precisamente los dos grandes de nuestra liga los dos equipos que más dinero deben a la Hacienda española. Entre los dos, cerca de 1500 millones de euros, céntimo arriba, céntimo abajo. Si a eso le sumamos lo que deben el resto de clubes, más el dinero que se deja de percibir por la curiosa costumbre de los deportistas de élite de vivir en paraísos fiscales. ¿Díganme si no podríamos mejorar la educación, así como mantener la sanidad y las pensiones? Y es que si alguien nos envidia, es porque no nos conoce de verdad.

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