Fotos: victorarandagarcia.blogspot.com Hagamos un ejercicio imaginativo para poner tan sólo dos ejemplos |
Uno. Imaginemos que alguien, con su esfuerzo y su trabajo es capaz de crear, me da igual si un disco, un libro o una película. En esto, un malo-maloso va y lo copia, diré más, lo roba y por si fuera poco, lo revende para lograr una compensación económica. Ese señor, llamenlo pirata, es un delincuente. Si lo pillan, a él o a sus esbirros, esos negritos que venden con su manta en la calle, irán a la cárcel. La ley protege al creador.
Dos. Pongamos que hay alguien, seguramente un inconsciente, que desea comprarse un piso. Trabaja día y noche para lograr pagar la hipoteca, con tan mala suerte que queda sin trabajo. Así, llegará el día en que no pueda pagar la casa y será desahuciado y su casa embargada. El banco, ese señor simpático que otorga créditos a quién lo desea y prácticamente sin dificultades se quedará con la casa y con la opción de volver a venderla. Pero además y por si fuera poco, el primer señor, ese que soñaba con tener una casa, tendrá que continuar pagando la hipoteca. La ley protege al señor banco.
Quizás esta presentación podría pecar de simplista, pero son dos ejemplos de algo similar. La ley, los gobiernos, acaban por defender a los poderoso, dejando indefenso al ciudadano. Es por esto, que se pide la dación en pago, porque no es justo, que un banco pueda cobrar dos veces por el mismo piso, de la misma manera que no es justo que alguien se lucre con el trabajo de los demás... ¿O es precisamente eso lo que hacen los bancos?
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